Genética para la conservación y el manejo

El estudio de los seres vivos se aborda desde distintas disciplinas científicas. Una de ellas es la genética, que permite caracterizar la identidad de los individuos y de las especies, y estudiar cómo estas responden a las variaciones ambientales. Ese conocimiento es muy importante para proponer medidas de conservación y manejo.

La genética es la ciencia de la herencia biológica, de las relaciones de parentesco y de las genealogías, y permite determinar qué tan diferentes son los individuos según el grado de similitud que tienen sus genes. Esto se determina a partir del análisis del ADN, una molécula que contiene el código genético de cualquier ser vivo. El código genético es bastante simple, es como una serie de palabras, que se disponen para formar frases, que están formadas por solo 4 letras: A, T, C y G. En estas palabras existen pequeñas variaciones o mutaciones, que generalmente no alteran el sentido de la frase, pero que definen las diferencias entre individuos. Por ejemplo, una serie de genes (la frase) que definen el color de un cangrejo, puede tener algunos de sus genes (las palabras) alterados en una o más de sus letras, y esto diferencia este cangrejo del resto de los individuos de su especie en cuanto al color de su caparazón. Los individuos que comparten las mismas modificaciones se consideran más cercanos y pertenecen a un mismo grupo o familia, lo que permite investigar la “historia familiar” de estos.

Figura 2

Cada cangrejo tiene su propio código genético localizado en sus cromosomas. Pequeñas variaciones en este código generan diferencias entre individuos, como por ejemplo en los dibujos del caparazón.

¿Qué han observado los genetistas en las costas chilenas?

Muchas especies marinas costeras tienen una presencia relativamente continua a lo largo de la costa, entre Arica y Chiloé. Sin embargo, no todas las especies muestran similitud en sus genes. Algunas especies son relativamente constantes y similares en su composición genética, como el loco, el erizo, el sol y la estrella de mar, el lobo marino, el delfín, el huiro canutillo, entre otras. Otras especies presentan diferencias en sus genes, agrupándose en dos grandes familias: una al norte de Coquimbo y otra al sur. Estas son, por ejemplo, el caracol negro, la macha, el huiro negro, las pulgas de mar, la luga y algunos picorocos. ¿Qué significa esto? Que, en algunas especies, los individuos del norte tienen una historia familiar diferente, y una mayor similitud entre sus genes, independiente de la historia de los del sur.

En el caso del primer grupo de especies, que son similares en su composición genética, se observó que éstas son capaces de desplazarse grandes distancias, ya sea porque los adultos se mueven mucho o porque sus crías son transportadas por las corrientes marinas. Al producirse ese amplio desplazamiento por el territorio, existe intercambio de genes y no se puede distinguir genéticamente cuáles son familias del norte y cuáles son del sur.

¿Quieres saber más de la genética para la conservación y el manejo? Para aprender sobre ella, sólo haz click en el siguiente enlace: Revista REMA N° 5